domingo, 22 de marzo de 2009

JORNADAS CONMEMORACION CAMPO CONCENTRACION ALBATERA 14 MARZO






El Campo de Concentración de Albatera fue uno de los más duros que hubo en España al final de la Guerra Civil.
Se instaló en lo que fue un antiguo campo de trabajo de la República. Inaugurado el 24 de octubre de 1937 por el ministro de justicia Manuel de Irujo, tuvo una capacidad de tres mil personas. En este campo de trabajo los internos realizaban, básicamente, labores agrícolas. "Obra de dignificación social", sería la definición que de ellos haría el diario El Luchador, el 16 de octubre de 1937: "van llegando a Albatera los primeros grupos de presos políticos destinados a este Campo de Trabajo, que dentro de poco será oficialmente inaugurado. El fundamento moral que inspiró la creación de estos campos para penados (es) la de incorporar a la vida de trabajo, a los que hasta ahora habían vivido la existencia parasitaria de verdaderos convidados sociales".

La República sacó de las prisiones a "sus traidores" para que pudieran incorporarse a la vida activa, de manera que cuando consiguieran la libertad "puedan hacerlo con los honores de hombre moderno, que gana su existencia con la cooperación de su labor a la obra nacional".
Según la Memoria Anual Reglamentaria del Campo de Trabajo del Segura (Sección de Albatera) que se elaboraba desde la inspección gubernativa, y cuya entrada al registro general del Ministerio de Justicia se fecha en el 21 de marzo de 1938, podemos destacar que se constatan las obras de construcción de barracones en los que se estima la habitabilidad de "unas dos mil personas." Entre los diversos apartados que constan en el informe, encontramos uno dedicado al tipo de trabajo que realizaban los presos, siendo éste, fundamentalmente, el de las "labores agrícolas". No podemos saber con seguridad la realidad de estas afirmaciones, pero algunos de los presos que estuvieron allí durante la II República alabaron las buenas condiciones de habitabilidad y que "se designa el trabajo de cada penado, según su edad, conocimientos específicos y cualidad física."
Pero terminó la Guerra Civil.
Y los vencedores mancillaron no sólo el nombre del Campo, sino su utilización.
El gobierno franquista se
limitó a aprovechar el cerco de alambre y alguna estructura habitacional.
El resto, fue un infierno.
La Hoja Oficial de Alicante (28 / IV / 1939) cifraba en seis mil ochocientos a la población reclusa en Albatera; mientras que la memoria anual de 1938 hablaba de la posibilidad de albergar a dos mil personas. Obviamente, la última fuente estima esa cifra respecto a las estructuras habitacionales; sin embargo, los presos de 1939 se instalaron en el terreno que circundaba los barracones. Entre los testimonios, las cifras oscilan llegando incluso a hablarse de 20.000 ó 30.000
En cuanto a la alimentación, se trataba de un menú que ninguno de los supervivientes a conseguido olvidar: pan y sardina. Con el paso del tiempo y con un número de presos sensiblemente disminuido, el racionamiento evoluciona de las sardinas y el pan a un plato de caldo de lentejas.
Aunque este plato ya había sido común para algunos presos en el Campo de los Almendros, no menos denigrante resulta el hecho del estado de las letrinas. A pesar de que entre las instalaciones republicanas hay constatación de la existencia de servicios, nunca éstos fueron utilizados por los presos del franquismo que, durante los primeros días, realizaban sus necesidades en cualquier parte. Para resolver el problema que había provocado la alarma en la dirección, mandaron abrir zanjas en el terreno a modo de letrinas. Éstas se situaban justo debajo de las alambradas, con lo que conllevaba otras consecuencias indirectas el acercarse a ellas, ya que según nos indica un superviviente, "a cada preso le pertenecía un número y un grupo. Así pues, como medida antifuga se dictaminó que se fusilaría al número anterior y posterior que correspondiera con respecto al del fugado. Así, se conformaba una red de vigilancia interior con toda la fuerza que esa dominación psicológica y de enfrentamiento entre los reclusos conllevaba para los vencedores"
Además de estos asesinatos, también se cometían otros merced a las conocidas como sacas de los falangistas o ruedas. Tanto en este lugar, como en otros centros de similares características, era un hecho habitual el que grupos de falangistas y caciques venidos de diferentes lugares viajaran a estos campos en busca de enemigos políticos paisanos que habían sido reclamados y de los que, una vez encontrados, ya no quedaba ni rastro.
Sobre las formas en que encontraron la salida estos supervivientes, podríamos escribir largo y tendido, ya que se debieron a causas muy heterogéneas: desde el traslado por enfermedad, pasando por el traslado a prisión; hasta la fuga, tras una ambigua medida burocrática ejercida desde el campo, mediante la cual dejaban a salir a los presos con la condición de que se presentaran ante el alcalde de su ciudad.
Los centros penitenciarios fueron el siguiente destino de los reclusos republicanos que sobrevivieron al campo de concentración de Albatera, que no de exterminio, a pesar de que así ha sido denominado por muchos autores; ya que no era el objeto de estos campos el del exterminio (a pesar de que se diese lugar a ello, en determinados momentos, en función de la criminalidad de los individuos o de la llegada de grupos falangistas) sino el de la humillación, el uso de la fuerza de trabajo y la represión de la moral.
El concepto de exterminio se refiere al asesinato masivo, como bien sería aplicable a campos nazis, pero no a este elemento concreto del franquismo.






Crónica de la jornada por Ivan Perez.


La jornada comenzó con una mesa redonda sobre los testimonios literarios del campo de concentracion de albatera(con Theo francos,Marcos ana y Manuel muñiz),seguida de una visita guiada por el mismo,que culmino con un homenaje floral a las victimas junto a un monunento de cnt-fai.
Después de la comida,en el centro cultural,el profesor David serrano expone junto con la escritora Isabel m
Mª Abellan,y mas tarde la emotiva intervencion de gines saura nombrando uno por uno a las victimas que fueron deportadas a Mauthausen con el unico superviviente alicantino presente en la sala (Jose
Jornet Navarro).
Por ultimo la presentacion de el libro "el ultimo frente" y el documental "la isla de chelo" y como cierre de la II jornada conciertos de grupos locales.

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