martes, 9 de marzo de 2010

El día internacional de las obreras

Qué mejor en este 8 de Marzo que leer un breve texto de Lenin, y recordar que la lucha por la igualdad de la mujer es una bandera del comunismo, que en el origen del día están precisamente los y las revolucionaras (II Conferencia de mujeres socialistas, 1910, donde acordaron la realización de un día de lucha de la mujer obrera, pero todavía indefinido).

Y aprovechar para homenajear, entre otras miles, a las mujeres tejedoras y modistas de Petrogrado que el 23 de febrero de 1917 (8 de marzo en calendario occidental), se pusieron en huelga para luchar contra la injusticia, y que fueron uno de los detonantes de la conocida como revolución de febrero, antecedente de la de Octubre. Y que con su lucha ayudaron a consolidar la fecha del 8 de marzo, que ya venía coordinándose desde 1914 entre algunos partidos en ese momento socialistas, de los que se delindarían pronto las y los revolucionarios, por su oposición a la guerra imperialista, dando inicio a los partidos comunistas.

Introduccion por Emma Espla

V. I. Lenin

El día internacional de las obreras

El 8 de marzo de 1921 en el suplemento al nº 51 de Pravda.

Lo principal y fundamental del bolchevismo y de la Revolución de Octubre en Rusia consiste precisamente en la incorporación a la política de los que sufrían mayor opresión bajo el capitalismo. Los capitalistas los opri mían, los engañaban y los saqueaban con monarquía y con repúblicas democráticas burguesas. Esta opresión, este engaño, este saqueo del trabajo del pueblo por los capi talistas eran inevitables mientras existía la propiedad pri vada sobre la tierra y las fábricas.


La esencia del bolchevismo, la esencia del Poder soviético radica en concentrar la plenitud del poder estatal en manos de las masas trabajadoras y explotadas, desenmascarando la mentira y la hipocresía de la democracia burguesa y aboliendo la propiedad privada sobre la tierra y las fábricas. Estas masas toman a su cargo la política, es decir, la tarea de edificar una nueva sociedad. La obra es difícil; las mas de haber vivido bajo el capitalismo, pero no hay ni puede haber otra salida de la esclavitud capitalista.


Y no es posible incorporar a las mujeres. Porque, bajo el capitalismo, la mitad femenina del género humano esta doblemente oprimida. La obrera y la campesina son oprimidas por el capital, y además, incluso en las republicas burguesas más democráticas no tienen plenitud de derechos, ya que la ley les niega la igualdad con el hombre. Esto, en primer lugar, y en segundo lugar -lo que es más importante-, permanecen en la "esclavitud casera", son "esclavas del hogar", viven agobiadas por la labor más mezquina, más ingrata, más dura y más embrutecedora: la de la Cocina y, en general, la de la economía doméstica familiar in dividual.


La revolución bolchevique, soviética, corta las raíces de la opresión y de la desigualdad de la mujer tan pro fundamente como no osó cortarlas jamás un solo partido ni una sola revolución en el mundo. En nuestro país, en la Rusia Soviética, no han quedado ni rastros de la desi gualdad de la mujer y el hombre ante la ley. Una desi gualdad sobremanera repulsiva, vil e hipócrita en el dere cho matrimonial y familiar, la desigualdad en lo referen te al niño, ha sido eliminada totalmente por el Poder soviético.


Esto constituye tan sólo el primer paso hacia la eman cipación de la mujer. Pero ninguna república burguesa, aun la más democrática, se atrevió jamás a dar ni siquiera este primer paso. No se atrevió por temor ante la sacrosanta propiedad privada.


El segundo paso, el principal, ha sido la abolición de la propiedad privada sobre la tierra y las fábricas. Así, y únicamente así, se abre el camino para la emancipación completa y efectiva de la mujer, para su liberación de la "esclavitud casera", mediante el paso de la pequeña economía doméstica individual a la grande y socializada.


El tránsito es difícil, pues se trata de transformar las normas" más arraigadas, rutinarias, rudas y osificadas (a decir verdad, son bochorno y salvajismo, y no "nor mas"). Pero el tránsito ha comenzado, se ha puesto inicio a la obra, hemos entrado en el nuevo camino.


Y en el día internacional de las obreras, en innume rables reuniones de trabajadoras de todos los países del mundo resonarán saludos a la Rusia Soviética, que ha emprendido una obra difícil y pesada hasta lo inaudito, pero grande, de trascendencia universal, verdaderamente liberadora. Resonarán llamamientos optimistas, exhortan do a no desfallecer ante la reacción burguesa, brutal y a menudo feroz. Cuanto más "libre" o "democrático" es un país burgués, tanto más brutalidades y ferocidades come te la banda capitalista contra la revolución de los obreros; la República democrática de los Estados Unidos de Norteamérica es, a este respecto, un ejemplo ilustrativo. Pero el obrero ha despertado ya en masa. La guerra imperialista ha despertado definitivamente a las masas dur mientes, soñolientas y rutinarias tanto en América como en Europa y en la atrasada Asia.


Se ha roto el hielo en todos los confines del mundo. La liberación de los pueblos del yugo del imperialis mo, la liberación de los obreros y de las obreras del yugo del capital avanza inconteniblemente. La han impulsado decenas y cientos de millones de obreros y obreras, de campesinos y campesinas. Y por eso la causa de la eman cipación del trabajo del yugo del capital triunfará en el mundo entero.



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