lunes, 29 de diciembre de 2008

Bombardeo en Gaza desde aviones estadounidenses F-16 pilotados por israelíes



Miguel Ángel Llana  

29 Diciembre 2008  
La Unión Europea y Naciones Unidas de la complacencia a la complicidad 

El gran problema, Gaza es la amenaza, una franja de 9 km de ancho por 40 km
largo -360 km cuadrados- en la que viven hacinados y prisioneros millón y
medio de palestinos con los pasillos de entrada y salida controlados por
Israel. La vida de los palestinos en la Franja de Gaza es mitad prisión y
mitad hacinamiento pero, en cualquier caso, de miseria y de pobreza extrema.

La masacre de estas últimas horas no es novedad y aún aguardan más bombardeos
y la incursión militar por tierra como así lo anunció el Gobierno israelí que
prevé entrar en Gaza. Nada es novedad porque cada mes cientos de niños y
adultos mueren por desnutrición, infecciones y otras enfermedades provocadas
por el largo asedio impuesto por Israel. Los alimentos, medicinas y lo más
elemental para la vida es retenido o confiscado por Israel en los pasos de
entrada a Gaza, sin que importe que la ayuda sea internacional o de NU. Así es
que ahora 300 muertos y 2.000 heridos no es una cifra desmesurada, sólo la
publicidad de las fotos ensangrentadas levanta algo de revuelo y mueven, por
unos días, a la opinión pública. El genocidio palestino ha cumplido ya 60
años, no es nuevo ni tampoco lo son las atrocidades de ahora. 

Israel nació con violencia y sólo con más violencia puede mantenerse, no les
es posible otro argumento porque cuando en 1948 expulsaron a los palestinos y
se apoderaron de sus bienes y tierras lo hicieron por la fuerza de las armas
acribillando a quien se opusiera y ahora sólo con más armas pueden mantener la
ocupación y retener botín arrebatado. Esta política iniciada con violencia se
repite cada día en la construcción de El Muro que anexiona tierras y poblados
y en el incremento de asentamientos en las tierras más fértiles y estratégicas
a costa de la expulsión de los palestinos. Es lógico que Israel se sienta
amenazado y que diga, una y otra vez, que ha de defenderse, pero preguntar por
qué o de quién ha de defenderse parece innecesario, aparte de su mala
conciencia.

No hay conflicto, por la misma razón que no lo hay en un atraco o en una
violación. En ningún caso se puede equiparar a la persona robada o violada -a
la víctima- con el agresor o eludir la realidad recurriendo a calificarla como
conflicto.

Resulta inapropiado, y es un punto más de complicidad, cuando la comunidad
internacional se refiere a esta masacre intentando justificar el crimen de
Israel diciendo que ha dado una “respuesta desproporcionada” como si con la
mitad de muertos la respuesta fuera adecuada.

La resistencia nace con la ocupación y son los ocupantes los que generan la
violencia, no las víctimas que la sufren. La ocupación es violencia es sí
misma y sólo se puede mantener con más dosis de violencia.

La resistencia puede ser más o menos acertada y con más o menos errores e
incluso crímenes, pero la resistencia no es la causante del problema ni los
responsables de la violencia generada, sino los que la sufren, las víctimas.

No se puede confundir ni comparar resistencia con ocupación, por lo mismo que
no se ha de confundir a la víctima con el verdugo. No es posible equiparar a
la violada con el violador y, del mismo modo, no se puede comparar el daño que
ambos pueden sufrir. Tampoco puede decirse que hay un conflicto por la misma
razón que no lo hay en un robo o en una violación pero, lo que si hay es un
crimen y, en este caso, un genocidio.

Para completar el discurso belicista nada mejor que sentar la premisa, sin más
argumentos, de que el contrario es “terrorista”. Hamás ganó unas elecciones de
modo democrático y bajo la supervisión internacional, pero cometió el grave
error de no situarse del lado de los israelíes, de los ocupantes. Tampoco
cuenta que la mitad del Parlamento y del Gobierno, junto con 11.000
palestinos, estén encarcelados sin juicio ni garantías por Israel -el
ocupante- y que Gaza, Cisjordania y Jerusalén estén asediados militarmente.

La complacencia y la complicidad de Estados Unidos, de la Unión Europea y de
Naciones Unidas es completa. Israel sólo existe por su financiación, apoyo y
encubrimiento, es un país inventado -artificial- y mantenido por razones
geoestratégicas.

Israel es el producto de una fórmula mitad neocolonial y mitad geoestratégica
que nació con violencia y que necesariamente ha de vivir con violencia. Es uno
de los países del mundo más pequeños en población y en extensión pero, sin
embargo, es el décimo importador de armas y el quinto en armas nucleares, todo
ello acompañado de un poderoso ejército con el más moderno equipamiento; es
sin duda, el país más y mejor militarizado, per capita, del mundo. Pero todo
esto de nada sirve, la paz no puede llegar ni con las armas ni con la sin
razón, y lo saben, por eso lo que ahora preparan es el exterminio palestino.

Y no les falta razón, porque de nada les han servido tantos años de
bombardeos, asesinatos, asedios y ocupación. Después de 60 años de negarles la
existencia, que ni siquiera está reconocida en Naciones Unidas, los palestinos
sobreviven, ahí están todavía, en medio centenar de campos de refugiados,
aislados, fragmentados e incomunicados en multitud de aldeas que siguen
recordando su origen y sin que hayan perdido la identidad. Y, este es el gran
problema israelí, una buena parte de los cinco millones con dos
nacionalidades, una ancestral pero cualquier parte del mundo y la otra mitad
comprada o adquirida por ser o decir que se es judío. Porque judío sólo se
puede ser como practicante de una religión y nunca como grupo étnico. No
existe ninguna tribu, étnia o país que sea de “raza” judía, lo mismo que no la
hay para ser cristiano o musulmán.

La comunidad internacional se pierde en falsos discursos cuando saben que no
es posible la haber paz con ocupación y que no se puede pretender la paz en
medio de la ocupación. No es ningún círculo vicioso, la vida para los
palestinos es sencillamente cuestión de supervivencia -de resistencia- y de
Derechos Humanos que hasta ahora les han sido negados. Paciencia no les falta.

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