sábado, 12 de enero de 2008

CARA AL SOL CON LA CAMISA VIEJA...QUE TU EN ROJO SANGRASTE AYER...

Sin que sirva de precedente.Extraido de PUBLICO. Diario de la moncloa zapaterista


¡Viva España! Cantemos todos juntos con distinta voz y un solo corazón»

Unidad cardíaca en lo universal

¿Nos merecemos una letra para el himno? Sobre todo teniendo en cuenta la principal característica de esa música tan acelerada y briosa: que sólo puede cantarse simulando un ataque de hipo o unas incontenibles ganas de hacer pis.

Que viviera España era inevitable. Las opciones eran bastante limitadas. O que subiera (¡Arriba España!) o que muriera y Dios la tuviera en su gloria (¡Gloria a España!). Las voces distintas aludirán a la pluralidad lingüística de nuestro país. Ahora bien, ¿por qué esa unidad e indisolubilidad cardíaca de la nación? ¿No se nos autoriza a una pluralidad de sentimientos?

«¡Viva España! Desde los verdes valles al inmenso mar, un himno de hermandad»

Desde aquí hasta allí, por ejemplo

¿Por qué los valles y el mar? Sin duda para evitar las montañas, que hubieran sido lo más apropiado. Vista la imaginación del autor para los adjetivos, si metía montañas sólo tenía a su disposición o las montañas nevadas (demasiado franquista) o las montañas lejanas (demasiado aznarista). Fuera montañas.

«Ama a la Patria pues sabe abrazar bajo su cielo azul pueblos en libertad»

Ama a la patria (si te da la gana)

¿A qué viene esa mayúscula? Sí, esa de “Patria”. ¿Y el imperativo? ¿Quién nos ordena que amemos a la patria y, encima, tuteándonos? Debe de ser el rey, que tutea a todo quisque, hasta para mandar callar. Que se lo digan si no a Chávez, que ración tuvo en la cumbre de Chile. Y tenemos que amarla porque ella sabe abrazar pueblos. Comprendido: la patria es como una muralla que rodea y abraza a una población (o a varias). Pero, cuidado, la patria es caprichosa: sólo abraza bajo su cielo azul: los días de lluvia o si el cielo está encapotado, la patria no está para abrazos. Y bajo otros cielos, aunque sean azules, tampoco: si hay españoles bajo el cielo azul de París, a esos la patria ya no los abraza. Que se fastidien: por salir a ver mundo.

«Gloria a los hijos que a la Historia dan justicia y grandeza, democracia y paz»

Los hijos de la gran p... ¡patria!

¿De qué hijos habla ahora el letrista, que me he perdido? ¿Somos todos hijos de la patria? Oiga, eso lo será usted. ¿Y los padres de la patria, los diputados? Esos son nuestros abuelos. ¿Y resulta que le tenemos que dar democracia a la Historia? A ver: cogemos la Historia, pongamos la del Imperio Austro-Húngaro, y le damos dos tazas de democracia. ¿Y a la de la Alemania nazi, grandeza? ¿Llenamos de paz y justicia las guerras carlistas?

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Crítica literaria del nuevo himno nacional

Según filtraciones publicadas hoy por la prensa digital, este será la nueva letra del himno nacional español:



¡Viva España!
Cantemos todos juntos
con distinta voz
y un solo corazón

Ama a la Patria
pues sabe abrazar,
bajo su cielo azul,
pueblos en libertad

¡Viva España!
desde los verdes valles
al inmenso mar,
un himno de hermandad

Gloria a los hijos
que a la Historia dan
justicia y grandeza
democracia y paz.

Todo lo que sigue se escribe con el mayor respeto hacia el autor del texto, que no es un poeta profesional y que se ha visto envuelto -voluntariamente, eso sí- en este berenjenal. Mi objetivo es reflexionar en alta sobre el, a mi juicio, muy importante y significativo hecho de que el texto finalmente elegido haya sido ése, y no otro.

El texto (no podemos llamarlo poema, quizá sea mejor llamarlo letra para cantar) se construye con versos de arte menor, cuya secuencia, 4/7/6/7/4/6/7/7/4/7/6/7/5/6/6/6, ya nos advierte de su irregularidad. Las rimas asonantes aparecen donde quieren, alternándose en las estrofas pares (como un romance en cuartetas) y acumulándose en las impares en los dos versos (por decir algo) finales. El modelo será apropiado, supongo, desde el punto de vista musicológico (no soy musicólogo para enjuiciar), ya que el presidente del jurado es un especialista en la materia, pero poéticamente es un desatino. Versos imposibles como “pueblos en libertad”, sobre cuya semántica también podríamos hablar largo y tendido, o “democracia y paz”, que parece un lema de partido político, no sólo son cacofónicos y antilíricos sino que, por su aspecto normalizado, bienpensante y sometido a las más rígidas normas de lo políticamente correcto, podrían identificar lo mismo a los habitantes de Alpedrete que a los de Barcaldine (Australia). De acuerdo que no haría falta tener un himno nacional agresivo, con versos como el Deustchland über alles germano; tampoco himnos chauvinistas o grandilocuentes como el francés o el italiano. El modelo hímnico del XIX da un poco de grima, sí, ¿pero acaso este modelo ramplón y de bajo vuelo no la da? ¿Acaso no hubiera sido más propio de nuestra condición nacional, de nuestra idiosincrasia cultural, un himno surrealista, preñado de imágenes de corte irracional? Algo así:

¿Dónde, España,
los hígados metálicos
del mar añil,
los campos de ebriedad?

Yo me sentiría, nacionalmente, mucho más identificado con eso. O con una letra escrita por alguno de los escasos poetas hímnicos que tenemos, como José Luis Rey, que ya compuso Un evangelio español (1997) y que hubiera hecho una letra excepcional. Pero sigamos con el análisis del texto propuesto, porque delata un modelo estético nacional, que queda reconocido y sancionado con su elección. Creo que la almendra del texto, su contradicción esencial entre lo que se propone (un himno, algo un poco pomposo que quede bien en ciertas ocasiones públicas, políticas y deportivas) y el resultado, algo perfectamente vacuo y normalizado, queda claro en esta estrofa, tan desgraciada desde el punto de vista literario:

Gloria a los hijos
que a la Historia dan
justicia y grandeza
democracia y paz.

No se puede comenzar (son normas de construcción poética básica) una estrofa con algo tan heroico y grandilocuente como “Gloria a los hijos” para terminar con un lugar común tan a pie de calle y desustanciado por los políticos como “democracia y paz”. Late ahí una contradicción entre las esperanzas y los resultados (algo muy español, no lo niego); la estrofa en particular y la letra en general hubieran sido fantásticas si se hubieran propuesto como una antiletra, como una reflexión irónica y autorreferencial sobre los himnos nacionales. Eso hubiera supuesto un muy español ejercicio de parodia y sentido del humor, que sí entroncaría con la que yo entiendo mejor parte del espíritu patrio: Cervantes, Quevedo, Valle, Larra, Bergamín, Aub. Esa socarronería capaz de bajarnos del pedestal en lo sociológico para elevarnos, artísticamente, hasta lugares donde pocos países son capaces. Reconozcamos que lo artístico (de Velázquez a Picasso, de Cervantes a Góngora o Lorca, de Gaudí a Falla) ha sido históricamente lo más sobresaliente de nuestro país, que lleva siglos sin destacar en historia, economía o ciencia, salvo contadas e individuales excepciones. Entonces, ¿por qué eliminar a lo artístico de la letra del himno nacional que, supuestamente, debe reflejar lo mejor de la nación? ¿Por qué no se ha encargado a un artista la redacción del texto? ¿Por qué se ha encargado la elección de la letra a un jurado formado (agárrense) “por el Comité Olímpico Español y la SGAE”, según información de Eurosport? Ahora, ya no me parece tan mala la letra propuesta por Leonardo Dantés: http://videos.abc.es/informaciondecontenido.php?con=2743.

Me parece tan dañina la cuestión porque el himno es nuestra imagen externa, hasta cierto punto; y desde ahora parte de la imagen internacional de España será un texto que representa la estética española triunfante después de la transición: un realismo de bajos vuelos, ingenuo, pobre, ramplón, sin elevación espiritual ni literaria, sin ambición, sin voluntad de insertarse en el imaginario colectivo sino sólo en el tiempo de ocio de la colectividad. Un “Himno de la Normalidad”, con todas las letras, que refleja todo lo peor de la cultura española y la aleja, ya simbólica y definitivamente, de lo que nos había hecho famosos en el mundo en tiempos mejores: la potencia renovadora del lenguaje artístico (de Góngora a Lorca pasando por Juan Ramón) o el genial realismo vigorizante, crítico y nada ingenuo de Cervantes, Goya o Velázquez, capaces de dar incluso el paso a lo fantástico (la cueva de Montesinos, las pinturas negras) o lo metartístico (Meninas, segundo capítulo de la II parte del Quijote). En cambio, el modelo estético elegido entroniza la cultura de bajo nivel, el realismo chato y trasnochado, el estilo decimonónico, la tendencia inane de lo políticamente correcto, lo escrito para que todo el mundo pueda entenderlo sin detenerse a pensar, el abandono del doble sentido, la ambición o la ironía, para configurarse de lleno como un esquema normalizado que triunfa en España desde hace treinta años y que quizá, ahora que lo pienso, sí representa a nuestro país, al menos al esquema cultural dominante actualmente implantado en nuestro país, a comienzos del siglo XXI.

Sí, puede que tengamos el himno que estéticamente nos merecemos.

Yo creo que estaba mejor el na-na-na-na / na-na-na-na na-na-na / na-na-na-na-ná / na-na-na-na-na-ná que cantábamos antes en las citadas ocasiones. Era igual de monótono, pero la letra era mejor y no excluía ni molestaba a nadie.
.

Anónimo dijo...

hijo de puta, arriba españa, eres español, lo pone en tu dni, y si no te gusta te exilias a francia, como hicieron los que eran como tu hace unas decadas, anormal !!

Anónimo dijo...

Eso quisierais pero esta vez de aquí no se va ni DIOS. Socialismo o barbarie.

Anónimo dijo...

wenissssssssssimo,eres la rehostiaputa.lo mejor lo del hipo olas ganas de mear jajajajaja me parrrrrto

Anónimo dijo...

Te quieres callar, esto es para el fascista, aunque tb podria ser para el autor y demas conniventes con la recuperacion odiosa del franquismo con capa,disfraz y antifaz...a Rajoy si le gusta el himno....jjajajajajaj