martes, 30 de octubre de 2007

RAJOY:"TENGO LA CERTEZA MORAL QUE HA SIDO ETA".11 MARZO 2003


inSurGente (Antonio Maira).- "La teoría conspiroevasiva sobre el 11-M que ha utilizado el PP desde que se produjeron los atentados en los trenes de cercanías de Madrid -con la enorme tragedia de casi 200 muertos y más de 1.500 heridos-, se ha movido con facilidad en el escenario de un ‘consenso básico no pactado’ entre ese partido y el PSOE. El vértice de ese acuerdo inmencionable ha sido la alianza de ambos gobiernos –el de Aznar y el de Zapatero- con los EEUU y su “guerra mundial antiterrorista”. Es evidente que el atentado de Madrid es precisamente un hecho de esa guerra, una represalia de grupos islamistas por la incorporación entusiasta del gobierno español en la preparación y legitimación tramposa de la terrible guerra de Iraq, que causa daños materiales y humanos incalculables al pueblo iraquí. El consenso básico impide afrontar las causas y responsabilidades por los atentados, que apuntarían al gobierno de Aznar y también a los EEUU".

Informe socializable sobre los hechos relacionados con el 11-M y sus conexiones(*)

1.- El Gobierno de España presidido por José María Aznar, provocó una situación, la de apoyo incondicional al presidente Bush en su “lucha mundial antiterrorista”, que nos colocaba ante una amenaza evidente de atentado terrorista.
2.- El riesgo se acentuó cuando rompiendo todo el orden internacional, actuando en contra de la voluntad de las Naciones Unidas y sin autorización del Consejo de Seguridad, inventando y fabricando descaradamente amenazas que conocía inexistentes, el gobierno de los EEUU -con apoyo evidente, público, y fundamental para romper el aislamiento de Washington, del presidente Aznar- inicio el camino hacia la destrucción, la invasión y la ocupación de Iraq. Por voluntad de Aznar, contraria a la de la mayoría de los ciudadanos, nuestro país se convirtió en enemigo del mundo árabe y, en calidad de tal, objetivo inevitable de las organizaciones terroristas del islamismo radical.
3.- En aquella coyuntura el gobierno Aznar encontró fácil reforzar su “lucha antiterrorista” vinculándola a la “lucha antiterrorista global” del presidente Bush. Con entusiasmo paralelo al de su jefe y mentor estadounidense, el presidente Aznar inició el cierre de las vías políticas y la ruptura de las garantías judiciales y constitucionales en el ejercicio de las libertades públicas y los derechos fundamentales.
El endurecimiento de la represión, el cierre de las vías políticas y el menoscabo de las garantías judiciales, no fue objetado por ninguna formación política.
4.- La percepción de la amenaza del terrorismo islámico fue inmediata. La incapacidad para responder a ella en un tiempo corto fue completa. Esta incapacidad vino dada en gran parte por el carácter engañoso y simulado del proceso de implicación progresiva que derivó hacia la guerra de Iraq.
Es completamente falso afirmar que la incorporación a la “guerra antiterrorista de Bush”, que comenzó públicamente a partir de los atentados del 11 de septiembre, no obligaba a prever la fuerte posibilidad de un atentado parecido al que tuvo finalmente lugar el 11 de Marzo.
5.- Todos los partidos han limitado la actuación de la comisión parlamentaria para que no pudiese considerar ni discutir esas evidencias generales que implican una grave responsabilidad para el anterior Presidente del Gobierno.
6.- Ante esa situación general el PSOE establece una frontera a la investigación: ninguna evidencia ni conclusión puede molestar al “amigo americano”. El marco de la “guerra mundial antiterrorista” no puede ser asumido en la investigación parlamentaria ni judicial del 11-M.
7.- El Partido Popular –como aliado servil de los EEUU- si puede aceptar ese marco sin riesgo alguno de molestar a George Bush, presidente de los EEUU. Lo hace deformando la realidad hasta extremos casi inverosímiles. El atentado hay que analizarlo no como una represalia sino como una agresión a la soberanía. La criminal participación en la guerra de Iraq tiene que quedar a salvo. Sus consecuencias –el terrible atentado terrorista del 11M- sirven para justificar la propia guerra. Es como si los nazis hubiesen justificado su genocidio a partir de los espantosos bombardeos a las ciudades alemanas en 1945.
8.- El intento de implicar a ETA responde en primer lugar a la dinámica de “identificación de todos los terrorismos”, y también a la de justificación de la intervención en la “guerra antiterrorista de Bush” como necesidad de la “guerra en Euskadi”. Es la idea del estado de excepción y de la criminalización del llamado “entorno terrorista” que alcanza a todo el campo social nacionalista y a las organizaciones de la izquierda abertzale.
En esta dinámica participan irresponsablemente todos los partidos y poderes del estado. Eso explica la aceptación inmediata del planteamiento de Aznar –ya en origen completamente absurdo- y la participación en la gran manifestación del día 12 de marzo que se dirige contra ETA. Hasta que la evidencia racional no se refuerza con indicios los partidos apoyan a Aznar que puede manipular la cólera popular con finalidades electorales.
9.- El impulso que destruye la patraña de Aznar y el avance incontenible del PP hacia un aplastante victoria electoral, tiene origen y desarrollo popular y espontáneo, independiente de las organizaciones políticas, aunque el PSOE se aliste rápidamente para aprovecharlo.

El consenso básico y la teoría conspiratoria**
La teoría conspiroevasiva sobre el 11-M que ha utilizado el PP desde que se produjeron los atentados en los trenes de cercanías de Madrid -con la enorme tragedia de casi 200 muertos y más de 1.500 heridos-, se ha movido con facilidad en el escenario de un “consenso básico no pactado” entre ese partido y el PSOE. El vértice de ese acuerdo inmencionable ha sido la alianza de ambos gobiernos –el de Aznar y el de Zapatero- con los EEUU y su “guerra mundial antiterrorista”. Es evidente que el atentado de Madrid es precisamente un hecho de esa guerra, una represalia de grupos islamistas por la incorporación entusiasta del gobierno español en la preparación y legitimación tramposa de la terrible guerra de Iraq, que causa daños materiales y humanos incalculables al pueblo iraquí. El consenso básico impide afrontar las causas y responsabilidades por los atentados, que apuntarían al gobierno y también a los EEUU. Eso libera a Aznar de la indignación social, y abre las puertas a la teoría sobre la implicación de ETA que responde como anillo al dedo a los deseos del fascismo español.La ostentosa y agresiva asunción por Aznar -contra toda evidencia- de la existencia de amenazantes “armas de destrucción masiva” en Iraq; las sucesivas y humillantes intervenciones en el Consejo de Seguridad de la ONU en apoyo de la planificación de la guerra que previamente habían hecho los EEUU; y la infame teatralización de la necesidad de una guerra preventiva realizada en la reunión de las Azores; son las causas fundamentales de los atentados de Madrid.
El consenso básico en relación con el carácter sagrado de la alianza con los EEUU ha ido aumentando a lo largo del tiempo con la participación de las fuerzas armadas españolas en los sucesivos escenarios de las intervenciones militares dirigidas por el Imperio. La implicación incondicional del gobierno Zapatero se ha ido definiendo en el caso de Afganistán.
Efecto “distracción”
Inicialmente, Aznar intenta escapar de la quema atribuyendo los atentados de Madrid a ETA confiando en que los escasos días que quedaban hasta las elecciones le permitan desviar la cólera ciudadana hacia Euskadi.
Una vez perdidas las elecciones, el PP se da cuenta de que tiene las manos libres para darle la vuelta a una situación desfavorable que podría derivar en un clamor popular que exigiese responsabilidades a Aznar. Retirado de su lugar en el banquillo de los acusados el responsable principal de la masacre, la teoría conspiratoria puede cubrir el vacío y trasladar la culpa hacia los agentes de una “conspiración” cuyo objetivo sería, precisamente, desalojar al Partido Popular de la Moncloa.
El primer efecto de la teoría conspiratoria es el de realizar una magnífica e impune “maniobra de distracción”. Los atentados de Madrid pierden todo contacto con la histeria belicista de los EEUU, con la barbarie desatada contra Iraq, y con la intervención impopular del gobierno español en la preparación y legitimación de la guerra.
El segundo efecto es el de situar al PP como víctima y reanimar la teoría de la vinculación de ETA con los atentados, con lo que se va minando el delicado proceso de paz.

* Publicado en inSurGente el 19 de octubre de 2005
** Publicado en inSurGente el 10 de febrero de 2006
Que cada uno llore a sus muertos. Pero estaría bien que cuando cannonizen asesinos, podrian rezar por el dolor que ha inflingido el PP en Irak. 1.000.000 de muertos. y los muertos en casa del 11m ,por la genocida guerra de irak . Siempre hubo clases, sobre todo para la derecha franquista española.

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